ENSAYO
SOBRE LAS ´FAKE NEWS´ Y SU
PROLIFERACIÓN EN LAS REDES SOCIALES
INTRODUCCIÓN
Las ´fake news´ o noticias
falsas parecen haber invadido las redes sociales ante la falta de sistemas de
verificación de datos y el desinterés por parte de los usuarios de contrastar
las noticias y verificar las fuentes. Un reciente estudio del Instituto Tecnológico
de Massachusetts (MIT) indica que las noticias falsas son más rápidas de
propagarse que las verdaderas debido a que las falsas inspiran mayor sorpresa y
disgusto, además de su valor novedoso, lo cual alienta su difusión.
Las noticias falsas no son propias
de nuestro tiempo, son tan antiguas como la misma mentira, pero el fenómeno en
sí sí es nuevo y su proliferación ha calado muy bien a los fines políticos, sobretodo.
Algunas de las más controversiales campañas electorales en el mundo han puesto de
moda el peculiar término ´fake new´. Por eso es
que los efectos de propagación rápida son más pronunciados en noticias falsas sobre
política a diferencia de otras sobre terrorismo, desastres naturales, ciencia o
información financiera, por ejemplo.
Así hemos visto como los
falsos rumores llegaron a su punto máximo en el momento de las últimas elecciones presidenciales
estadounidenses y cómo los teléfonos móviles de los 120 millones de brasileños
con el aplicativo Whatsapp fueron bombardeados con mensajes engañosos durante
la campaña presidencial que tuvo como ganador al actual presidente de Brasil,
Jair Bolsonaro.
Entonces,
nos preguntamos por qué y para qué existen las fake news, cómo es que logran
propagarse en las redes sociales sin ningún control inmediato de por medio y
cómo podemos detectarla y contrarrestarla.
LAS
´FAKE NEWS´ Y SU PROLIFERACIÓN EN LAS REDES SOCIALES
Los casos recientes de noticias falsas en las campañas estadounidense y, más
cerca, la brasileña nos llaman a la reflexión acerca de la actual cultura de
desinformación “auspiciada” por las redes sociales.
Una fake new es una noticia falsa que se difunde con una voluntad de
engañar. Tiene dos características fundamentales: tiene un objetivo claro y adquiere
una apariencia de noticia real, precisamente para conseguir engañarnos. Su
objetivo puede ser directamente económico (ganar dinero con ellas) o
ideológico, ya que, influyendo en el
pensamiento de la sociedad, se puede hacerla derivar hacia una línea
ideológica.
Por tanto, la existencia de las fake news en las redes sociales
primordialmente (ya que es un medio que facilita su divulgación) se debe básicamente
a dos cosas, el lucro y el afán de influir en la postura ideológica de la
población. Una noticia falsa siempre llamará nuestra atención, difícilmente
alguien crea una noticia falsa que no sea atractiva. En internet el dinero se
crea con tráfico, con visitas y con clicks. Internet es el gran difusor de
información, pero no premia la buena información sino la difusión de esta
información, ya sea verdadera o falsa.
Cuando una información genera tráfico instantáneamente puede generar dinero
con publicidad asociada al medio que difunde ese contenido. Un medio cobra en
tanto que tiene visitas y coloca publicidad a su audiencia. Así que es muy
sencillo: cuanto más viral se vuelve una noticia falsa, más dinero gana su
autor. El retorno económico es mayor para las fake news que para las noticias
contrastadas por periodistas y por medios de comunicación. Crear una noticia
falsa es más fácil y más barato que crear una noticia real.
Los medios de comunicación, como todos los demás, también han caído en la
dictadura del click. Necesitan constantemente tráfico y clicks en los anuncios
que publican para generar dinero. Por eso están obligados a incorporar a su
circuito informativo determinadas noticias y contenidos que apenas tienen otro
sentido que el de generar tráfico. Esta necesidad constante de tráfico para
generar ingreso es un coladero de noticias falsas.
El fin de influir en una postura ideológica es el principal aspecto por el
cual las fake news proliferan en campañas electorales. De una manera vil e irresponsable
algunos candidatos han usado las noticias falsas para confundir a la población
e inducir al voto con el único afán de obtener el poder, sin importarles
mantener en la ignorancia a sus electores. Un ejemplo actual y cercano es el de
las últimas elecciones presidenciales en Brasil. Los millones de mensajes divulgados
en todo el país se dirigieron a los votantes antes de la elección del
presidente.
Un mensaje popular de WhatsApp, por ejemplo, mostró el nombre de Luiz Ignácio
Lula da Silva, ex candidato presidencial, al lado del número diecisiete. Cuando
los brasileños votan, pulsan el número que corresponde a un candidato o un
partido en una máquina electoral electrónica. Sin embargo, la información de la
fotografía era errónea. El número diecisiete pertenecía al partido de Bolsonaro,
rival de Lula. Como sabemos, Da Silva ya no estaba en la contienda y apoyaba a
Fernando Haddad, su compañero de fórmula.
Se cree que el mensaje engañoso era sólo uno de millones de fotografías que
contenían desinformación y habían llegado a los celulares de los brasileños en
meses recientes. Un análisis de cien mil imágenes que se compartieron
extensamente en Brasil por WhatsApp halló que más de la mitad contenía
información engañosa o simplemente falsa.
Entonces, vemos claramente cómo en estos casos de contiendas electorales, las
fake news alteran la realidad, la cual deja de ser objetiva y se convierte en
lo que el creador de la noticia falsa quiere que uno crea.
Actualmente, y debido a los recurrentes problemas ocasionados, la aplicación
de mensajería Whatsapp, propiedad de Facebook, ha limitado el reenvío de
mensajes a cinco contactos, a diferencia de los veinte que antes eran
permitidos. Esto con el fin de que no sea fácil difundir contenidos en masa por
esta aplicación, es decir evitar la propagación de noticias falsas. La
iniciativa de Whatsapp es muy acertada. Esperemos a ver qué hacen las demás
redes sociales con respecto a este problema.
Y a todo esto, ¿cómo detectamos y enfrentamos una noticia falsa? Lo que
debemos hacer para identificar las noticias falsas es algo para lo que muchos
no tienen voluntad ni tiempo: rastrear las noticias e identificar las fuentes.
Además, debemos tener en
cuenta que, generalmente, informarse cuesta. Así que tenemos que desconfiar de
todo lo que se nos presente muy gratuito, o sea de casi todo lo que vemos en
las redes sociales. Actualmente uno ya no busca la información sino que la
información lo busca a uno y lo hace en cualquier momento y en cualquier lugar.
La información nos asalta constantemente con notificaciones de las redes
sociales en el celular o el ordenador, leemos el titular y, si nos gusta, lo
compartimos, la mayoría de las veces sin ir a la fuente y sin siquiera haber
leído el contenido que acompañaba a ese titular.
Las redes sociales se están
imponiendo como un medio para informarse, aunque aún no son una buena
herramienta para hacerlo. Por eso, debemos tomar con pinzas cualquier noticia
que nos llegue a través de una red social y, cuando tengamos el tiempo de
leerla, hacerlo con calma y de una forma consciente. La impulsividad es una de
los mayores aliadas de las fake news.
Los periodistas, y los comunicadores
en general, tenemos la responsabilidad de brindar una información verídica y
verificada por fuentes confiables. Esto, generalmente, toma un tiempo prudente,
entonces no debemos dejarnos llevar por la prisa ni la presión. Esto no
significa ser lentos en la producción de la noticia, existen mecanismos y
técnicas que permiten brindar una información verificada tomando el menor
tiempo posible.
La inmediatez en el ritmo de
vida actual demanda más rapidez y actualización constante en la información,
pero lo que esto ocasiona es que no se entregue una información totalmente
verificada y, a la larga, eso nos perjudica a todos. Debemos ser conscientes de
la labor que realizamos. Quizá recibamos críticas o la desaprobación de un
sector de la aprobación, pero obtendremos algo mejor, la consciencia de haber
realizado bien nuestro trabajo. Al final, las noticias falsas se descubren, la
verdad sale a la luz, y quienes pierden prestigio son los medios que propagan
noticias falsas, digamos que su efecto es rápido pero poco duradero.
Es importante señalar que la
responsabilidad de la que hablamos ya no solo recae en los comunicadores, sino
también en la población en general. Antes, los diarios tradicionales eran los
principales difusores de noticias y de opiniones. Hoy todos somos medios de
comunicación. Cualquiera puede abrirse una cuenta de Facebook, Twitter o
Whatsapp e inmediatamente ponerse a crear y difundir información de cualquier
tipo. Todo el contenido informativo ya no está en los medios de comunicación, sino
que está en Internet de una forma mucho más repartida.
Pienso que si en el futuro
la ´hiperinmediatez´ de la información llegara a generar una desinformación
total, sólo unos pocos medios serán los encargados de brindar una información
verídica y quizá tengan que cobrar por eso. Esperemos que no suceda así. Es necesario
una mayor investigación y avance en la campo de la verificación de datos, es
una tarea pendiente de todos los comunicadores y todos los interesados en
brindar una información verídica.
REFERENCIAS
-Aral, S., Roy, D. y Vosoughi,
S. (2018). The spread of true and
false news online. Science,
359, 1146-1151. Recuperado de http://science.sciencemag.org/content/359/6380/1146
-El Economista.es. (17/12/2018).
WhatsApp limita el reenvío de mensajes para evitar propagar noticias falsas. elEconomista.es. Recuperado de https://www.eleconomista.es/tecnologia/noticias/9587536/12/18/WhatsApp-limita-el-reenvio-de-mensajes-para-evitar-propagar-noticias-falsas.html
-Isaac, M. y Roose, K. (23/10/18). Las noticias falsas
inundan WhatsApp en Brasil. New York
Times. Recuperado de https://www.nytimes.com/es/2018/10/23/brasil-whatsapp-noticias-falsas/
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